La Rosa Azul

OMG!... D:
Síguelo... D: Me dejaste con la intriga, malvada T-T Me encantan las descripciones de las narraciones, es como si pudiera visualizar cada escena : )

Lady Llunaris: Me alegra que te haya gustado, aunque lo cierto es que a mi no termina de convencerme. Espero no defraudarte con este.

Sé que este capítulo es un poco confuso y da lugar a malos entendidos, pero (dado que he llegado ya al capítulo 5), puedo asegurar que se irá explicando por si solo.
CAPÍTULO 2

Siguieron a la mujer por un pasillo largo y oscuro que reducía el espacio con las columnas laterales ocultas con unas pesadas cortinas rojas. La madera rechinaba bajo sus pies creando la desagradable sensación de que las tablas planeaban ceder bajo sus pies.
La mujer, que no se había dignado a decirles su nombre, se detuvo frente a una puerta negra y picó 6 veces hasta que una voz grave y masculina la invitó a entrar.
-Señor, acaban de llegar.-murmuró la mujer sin despegar en ningún momento la vista del suelo.
-Pues hazla pasar Elsa, si quisiera hablar contigo me estaría ahorrando mucho dinero en este momento.
Elsa se hizo a un lado dejando que entrasen en una habitación redonda, espaciosa y oscura, la chimenea (única fuente de luz de la sala) titilaba echando chispas en un rincón, mientras el resto de las paredes estaba llenas de libros. Justo enfrente de la puerta donde ellos estaban, una enorme mesa de madera negra se veía empequeñecida por el hombre que se apoyaba en ella desde el sillón de cuero rojo donde estaba. Nikolai no era un hombre pequeño, de hecho, rondaría los 2 metros. Llevaba el largo pelo negro recogido en una trenza y las manos azulinas cubiertas de anillos.
-Por favor, sentaos.-dijo abarcando con el brazo dos sillas en frente de su escritorio.
Ambos se sentaron frente a él y esperaron en silencio durante 3 minutos, de esos que te hacen querer hablar del tiempo en un ascensor, pero al ver que el hombre no empezaba la conversación Victoria se aclaró la garganta y habló.
-3.000 euros más plus por peligrosidad.
-¿No te andas con rodeos eh? ¿A cuánto asciende el plus por peligrosidad?
-500.
-Acepto.
Ella le extendió un papel con lo que parecía ser un formulario estándar y tras comprobar que todo se hallaba correctamente firmado sacó de su bandolera un libro blanco con siglas y dibujos en la portada. Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa pero volvió a la normalidad rápidamente.
-Podría ofenderme y mataros a ambos, pero se apreciar la astucia cuando la veo.-dijo el hombre mientras ojeaba despreocupadamente el libro-¿No te interesa un trabajo a tiempo completo? ¿Una asociación al menos?
-Si tiempo completo significa menos tiempo para jugar al Guild Wars online, no, no me interesa. Y como podrás aprecias-terminó señalando a Fernando- ya me encuentro satisfactoriamente asociada.
-En ese caso…-el hombre se giró inclinándose hacia una mesilla al lado de la mesa, y por un instante ambos tuvieron la firme sensación de que iba a matarlos, pero entonces volvió a estirarse mirándoles y dejó sobre la mesa 3.500 euros y un número de teléfono.-por si cambias de opinión.
La chica sonrió y recogió el dinero pasándoselo a su amigo, quien lo guardó sin contarlo y se levantó esperando que ella hiciese lo mismo.
-Ha sido un placer trabajar para usted, si necesita de nuestros servicios otra vez, no dude en llamar.-dijo Fernando mientras Victoria salía de la habitación donde les esperaba Elsa para acompañarles a la puerta, a la que llegaron rápidamente sin más percance que un pequeño choque con una cortina.
-Hasta luego Elsa, ha sido un placer-dijo la chica mientras extendía la mano, la mujer la miró unos segundos y luego cerró la puerta.
-Haciendo amigas ¿eh?-preguntó Fernando sonriendo.
-Hombre, colegas para toda la vida, el sábado que viene nos vamos de botellón ¡a petarla ahí!
El chico la miró sin saber que decir y suspiró empezando a bajar por las escaleras mientras ella se echaba a reír y bajaba detrás de él. Cogió su mano mientras tiraba de él escaleras abajo dando pequeños saltitos.
-Vamos a por una hamburguesa al McDonalls, tengo la extraña necesidad de colesterol insano e innecesario.
Él sonrió y la cogió del brazo mientras le abría la puerta del portal. Se encaminaron e silencio por las calle mientras el viento removía la melena de la chica agitándola contra el brazo de su acompañante y las hojas de los arboles giraban entre sus piernas.