Ghost of Shadows
Mensajes : 334 Reputación : 3 Fecha de inscripción : 28/11/2010
| Tema: 7 Joyas. Lun Dic 06, 2010 1:31 am | |
| Aquí les traigo el principio de una de mis historias. No está hecha para personas fácilmente impresionables, así que si piensas que tu mente es muy impresionable, evita leerla. Después de estas advertencias, que comience la historia. Prologo: Noche de Rubíes.- Spoiler:
El suave eco del casi imperceptible chirrido que produjo la llave al abrir paso al agua se perdió deslizandose entre los perlados azulejos que recubrían las paredes de aquel pequeño baño doméstico. El sepulcral silencio que hace unos momentos cubría el lugar, fue posteriormente arremetido por el fluido choque del agua contra la lisa superficie de porcelana azul del lavamanos, para posteriormente ser sustituido por el sordo sonido producido por la caida del agua a través de las cañerías. Este fluir de sonidos fue atenuado ligeramente mientras unas callosas y grandes manos de hombre se entrelazaron improvisando un pequeño cuenco, reduciendo durante unos momentos la caida del agua por el sumidero. Todo el agua almacenada cayó de golpe, derramandose después de cumplir su cometido en el somnoliento y arrugado rostro del dueño de las manos. Después de eso, el sonido metalico se volvio a repetir, seguido del roce de la porosa tela de la toalla verde colgada justo al lado de la puerta. Tras un pequeño clik, la luz del baño se desvaneció dejando paso a las tinieblas, y, tras el pomo de la puerta, el silencio tomo de nuevo el control del pequeño habitaculo.
Los pesados pasos de sus pies descalzos retumbaron ligeramente en el suelo de parqué mientras recorría a tientas el oscuro pasillo que tantas veces había recorrido hacia su habitación. Al principio no notó nada, pero después de haber dado unos seis pasos en el pasillo, un duplicado de sus pasos comenzó a producirse tras de sí. Con una sombra de duda y temor en su rostro, dio un par de pasos más para comprobar si sus sentidos no le estaban jugando una mala pasada aprovechandose de la oscuridad de la noche. Ahí estaban de nuevo: dos pasos dados exactamente a la vez que los suyos, con una sincronización tal como si de un reloj se tratara, solo que un par de metros más atras. Lentamente, como si retrasar su descubrimiento fuera a conseguir que lo que hubiera tras de él desapareciera. Sin embargo, su escasa esperanza se desvaneció cuando en medio de la completa negrura del pasillo contempló que una sombra se alzaba a poco más de metro y medio tras el. Lentamente, retrocedió un paso, y luego otro, mientras recorría con su mano cada palmo del rugoso papel pintado que recorría la pared. Desconsoladamente se afanaba por buscar la lisa superficie de plastico que indicaba la situación del interruptor. No lo encontraba. Retrocedió otro paso y comprobó que la sombra no se movió. Seguía sin que su mano dira con el interruptor. Estaba por allí, conocía aquella casa, tenía que estar por allí. Otro paso más... ¡Bingo! Tras pulsar el interruptor, el fogonazo de luz que transmitió la pequeña luz del pasillo lo deslumbró unos momentos. Ligeramente consiguió distinguir un poco mejor la silueta que se hayaba frente, y de pronto su miedo se tornó en ganas de reir al comprobar que la figura no levantaba más de metro veinte de alto y tenía la apariencia de una niña de ocho años. Cuando recupero la visión suficiente para fijarse en la ropa que llevaba la niña, un sudor frío comenzó a bajarle por la espalda. Conocía aquellos zapatos negros abetunados, y aquellas medias azul marino, un poco deshilachadas por el uso. Conocía aquella falda verde con cuadrados grises, que daba calor solo de mirarla. Y estaba completamente seguro de conocer aquella camisa blanca abotonada hasta el cuello con un botón de distinto color de los otros, el cual se había debido de perder en uno de los frenéticos juegos infantiles. Sin embargo, lo que realmente le quitó el aliento fue la cara de la niña. Conocía a aquella niña: Lyla Harriem, la hija de ocho años de los nuevos vecinos de enfrente. Todo estaría bien, si aquella niña no fuera la misma que el mismo había violado y asesinado hace tres semanas, cuando llevaba aquella misma ropa mientras venía del colegio. Nadie había hayado evidencias que lo involucraran en el crimen, y aquella niña estaba muerta, ¿qué hacía allí?
El pedófilo trató de retroceder un paso más, pero no lo consiguió. Al principió pensó que se debía al miedo que atenazaba su cuerpo, pero después se dio cuenta de que no sentía ni uno solo de sus miembros. Se hayaba totalmente paralizado. Los ojos de la niña lo miraron tranquilamente, totalmente inexpresivos, mientras su cara dibujaba la petrea expresión firme de las estatuas de marmol blanco. De pronto comenzó a oir la voz de la niña, como si de una gravación antigua se tratara. "Mami, ¿hoy me llevarás al parque?", "¡Oh! ¡Muchas gracias papi!"... La voz se sucedia, mostrando distintos estados de animo, distintas edades, tanto delante de el como a su espalda. Seguidamente, todas las voces se oían a la vez, confusas, ya no se entendía lo que decían. Delante detrás a un lado y a otro. No podía escapar a aquel turbador sonido, no podía moverse, no podía gritar. De pronto, todas las voces pararon, y por fin, los labios de la niña se movieron. No pronunció ni una palabra, solo las dibujó con los labios. "¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hiciste?"... Una y otra vez, cada vez a más velocidad. El hombre movió los ojos tratando de buscar una manera de escapar. Casi sin quiererlo, observó unos pequeños hilos que surcaban su cuerpo, atenazándolo, casi imperceptibles a la vista, si no fuera por la luz que reflejaban en algunos puntos. Otra vez volvió a mirar a la niña que se encontraba frente a él, pero esta vez, su mirada no se fijó en su pétrea mirada, ni en su inexpresiva cara, ni en sus frenéticos lábios. En aquella ocasión, solo pudo fijarse en ocho luces rojas que provenían desde el fondo del pasillo, un lugar que aquella ridicula luz no era capaz iluminar. Ocho luces rojas como rubíes. Ocho luces rojas que parecían ojos. Los ojos de una araña. De pronto, la luz estalló, transmitiendo a su vez un siniestro espectáculo de chispas y cristales, que se fundieron con las luces rojas provenientes del final del pasillo. Y el último pensamiento que recorrió su mente antes de desplomarse muerto fue seguramente el mismo que cruza la mente de la mosca que cae en una tela de araña. Un pensamiento de desesperación y muerte.
Consejos, comentarios, amenazas de muerte, quejas de la administración... postead todo eso y mucho más. Espero que les guste.
Última edición por Ghost of Shadows el Lun Dic 06, 2010 7:51 pm, editado 3 veces | |
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Lumière
Mensajes : 171 Reputación : 7 Fecha de inscripción : 20/11/2010 Edad : 30 Localización : ~En El Mundo Inexistente~
| Tema: Re: 7 Joyas. Lun Dic 06, 2010 3:23 am | |
| Pues nada, se murió. Ahora no se sabe como va a continuar la historia :3 La dejas como al principio cosa que no es buena ni mala. Es un buen prólogo para morirse :3 Después de leer algo así no te queda otra que seguir leyéndolo porqu está muy bien planteado (: Me gusta en plan porque fue fácil imaginárselo (: Y a la vez fue un tanto duro de asimilar al no saber nada :3 Una mezcla rara que hace chispas. Mola. | |
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Mae
Mensajes : 91 Reputación : 7 Fecha de inscripción : 06/12/2010
| Tema: Re: 7 Joyas. Lun Dic 06, 2010 9:08 pm | |
| waw que flipe, me gusta como relatas lo ves todo tienes todos los sentimiento a flor de piel, te traslada al momento sientes los ruidos y sonidos y te mueves junto a la historia, muy bueno escribiendo, gracias por ese momento. | |
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