Las historias comienzan siempre por un principio, pero si los acontecimientos suceden años despues
no tiene uno ni idea de por donde empezar.
Era un invierno frio, fuera llovia, las gotas golpeaban los cristales y el repiqueteo intenso le estaba poniendo muy nervioso, su mente se alejo hacia atrás, dos semanas antes, bajo del coche y aunque hacia frio el sol brillaba como nunca, parecia una mañana especial,comenzo a caminar hacia su casa a buenpaso y respirando hondo, se sentia bien, saco las llaves, subio las escaleras y abrio el buzon, que como siempre estaba lleno de propaganda y facturas, llego a casa y dejo el correo sobre la mesa de la entrada donde se acumulo con el de dias anteriores, se puso comodo, cojio una cerveza de la nevera, recojio el correo y se sento en su sillon. Empezo tirando al suelo la propaganda que iva ojeando,comenzo a ver el correo bancario y de repente un escalofrio recorrio su cuerpo, un sobre lacrado con un sello que el odiaba le esperaba delante de sus ojos, sin direccion ni remitente, pero el sabia muy bien de donde provenia, dudo entre abrirlo o tirarlo, pero su curiosidad hizo el resto.
“ Han pasado diez años desde que te fuiste,
me ha sido muy dificil encontrarte, es de
vital importancia que nos veamos, tengo
noticias, me pondre en contacto contigo
en tu casa dentro de dos dias a las 11 de
la noche.
Hasta entonces cuidate.
VIRGINIA“
La intensidad de la lluvia aumento y esto le hizo volver, miro a traves de la ventana, la calle estaba desierta, el tiempo pasaba lento y su impaciencia se avivaba como el fuego en una chimenea al que le das oxigeno para respirar, el sabia que hacia mucho la habia perdido y el lacre de ese sobre aun le aseguraba mas que eso era asi.
Virginia y él habian ido juntos al instituto y lo que era una bonita amistad, en la cual cada uno tenia al otro de confidente, comenzo a volverse en una pasion el uno por el otro, se aislaron del mundo y de la gente de su alrededor hasta que un dia conocieron a David que les hacia sentir una amistad los unos por los otros que rozaba lo absurdo, ellos a solas lo comentaban,pero algo los atrapaba en ese absurdo del cual meses despues solo pudo huir él, ella se quedo allí con David, cambio su amor por el de David como el que cambia un par de cromos en la puerta de un colegio, David llegaria a ser lo que él nunca seria, era hijo de una familia acaudalada y bien posicionada, su padre sexto baron del Viver y su madre una snob que solo pensaba en lo que llevaria puesto diez minutos mas tarde, él creia que la falta de amor y amistad de David se devia a la poca atencion que estos daban a su hijo
pero no era asi, era posesibo por naturaleza y acabo poseyendo la voluntad de Virginia, aunque con el no pudo, la relacion entre ellos fue un trio, un trio sucio y lascivo, el no soportaba ver a Virginia con esa camisola que le hacia ponerse la cual solo le tapaba poco mas que las nalgas, tumbarse en la cama y dejar que david la mancillara con sus manos mientras él miraba o al contrario,se lo dijo a ella dia tras dia pero ella no lo veia como el, y un dia por fin huyo en busca de una nueva vida, pero la verdad es que nunca encontro esa vida pues no se podia sacar a Virginia de la cabeza y cuando ya parecia que era un recuerdo lejano, alli aparece esa maldita carta que le hacia revivir años pasados.
El sonido de el timbre de la puerta lo hizo volver de nuevo, se levanto con ansias y miedo se encamino hacia la puerta y al abrirla ahí estaba ella mas bella que nunca la casi treintena de años la hacia brillar, toda una hermosa mujer, agarrada a su mano una niña de unos 11 años de edad que lo miraba entre curiosa y vergonzosa, las hizo pasar y Virginia le presento a Sara con “ Es tu hija”, el no sabia ni como respirar, sus sentidos se pararon y solo su vista funcionaba iba de la una a la otra sin poder parar, el no entendia el por que ahora y Virginia le conto que quería que Sara supiera que es el amor de un padre, que tenia derecho a sentirlo y que él a sentir el de su hija, su vida había sido un infierno de celos y mentiras, el la abrazo pensó que tal vez algún día esos diez años nunca existirian.